EL DEVORADOR DE PALABRAS DE MARC BERNARDIN

Devorador de palabras 023: Ejercicio de marca

Tucán leyendo un cómic

Se podría pensar que la clave para tener éxito como guionista de cómics es ser un buen guionista de cómics. Desde luego, no está de más: El talento siempre vendrá en tu ayuda cuando lo necesites, pero hay gente increíblemente talentosa que sólo hace un buen cómic -si acaso- y nunca más se vuelve a saber de ellos. Igual que hay guionistas execrables que llevan décadas trabajando y seguirán haciéndolo.

La fiabilidad también es útil. No hay nada que haga más feliz a un redactor que una persona que nunca le abandona y siempre cumple lo que se espera de ella. La velocidad también es una flecha importante. Existe una vieja máxima: puedes ser rápido, puedes ser bueno, puedes ser simpático o puedes ser barato. Cualquiera de las dos te dará trabajo. Tres te convertirán en un favorito. Las cuatro te convertirán en una leyenda.

Pero hay algo más que necesitas, sobre todo hoy, para pasar al siguiente nivel. Necesitas una marca.

No estoy diciendo que tengas que crearte un personaje artificial y luego ser eso siempre que estés en público o en Internet. Lo que digo es que necesitas algo en lo que la gente piense cada vez que oiga tu nombre y que conjure una asociación positiva. (Espero que positiva, al menos).

A veces esa marca puede ser simplemente "calidad". Cullen Bunn hace buenos cómics. También lo hacen Josh Fialkov, B. Clay Moore, Fred Van Lente y Tom Taylor. Puedes ser ese Viejo Bastardo en la Colina con un Gran Cerebro, como Warren Ellis. O el Joven Turco a Nivel del Mar con un Gran Cerebro, como Jonathan Hickman. Puedes ser El Tipo Que Salvó a Batman, como Scott Snyder, o el Rey de Encontrar Corazón en la Investigación, como Greg Rucka. O puedes criticar a la clase dirigente mientras abres tu propio camino, como Kelly Sue DeConnick.

También ayuda que esas personas sean fantásticas en su trabajo, pero encontraron un nicho, se orientaron hacia él y lo explotaron, ya fuera a propósito o por accidente. Los escritores que consiguen que les funcione encuentran la manera de construir su marca haciendo los libros que quieren hacer, mostrando al mercado la mejor versión de sí mismos.

Y si encuentras la marca adecuada, lo peor que puede pasar es que te encasillen como alguien que lo hace muy bien.

Hoy, más que nunca, las ventas lo son todo. Atrás han quedado los días en los que incluso el cómic que peor se vendía en los quioscos alcanzaba las cinco cifras. Y todo lo que tú, como guionista, puedas hacer para ayudar a mover esa aguja te beneficiará. Algunas empresas tienen facilidad para conseguir buena prensa, otras no. Pero si tú mismo consigues crear un público -si el público comprador te asocia con buenos cómics-, eso no hace más que ayudar.

Hay una razón por la que las películas de Marvel se encuentran entre las más exitosas que ha visto Hollywood, y no tiene nada que ver con su calidad relativa. Es que Marvel, como marca, cuenta con la confianza del público. Ningún otro estudio podría haber lanzado Guardianes de la Galaxia -unapropiedad de la que nadie había oído hablar, con personajes cuyos nombres estaban en la punta de los labios de nadie- excepto Marvel. La marca atrajo a los espectadores. (Ayudó, por supuesto, que la película fuera buena).

Lo mismo ocurre con Pixar. Su marca es "las mejores películas de animación del mundo (que no están hechas por Hayao Miyazaki)". Y durante mucho tiempo, al menos hasta que empezaron a hacer secuelas, cumplieron.

Si ser una marca atraerá más miradas hacia tus libros -y no hay más que ver lo que ha hecho Robert Kirkman-, ponte manos a la obra para construir una.


El Devorador de Palabras de Marc Bernardin aparece el tercer martes de cada mes aquí, en Tucán.

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