EL DEVORADOR DE PALABRAS DE MARC BERNARDIN

Devorador de palabras 028: Visión y compromiso

Tucán leyendo un cómic

Al igual que muchos de mis hermanos y hermanas, este fin de semana fui a ver Mad Max: Fury Road, del director George Miller. Y también, como muchos de ellos, me quedé boquiabierto. No sólo porque la acción sea asombrosa (lo es) o porque Charlize Theron esté fantástica (lo está) o porque tenga un sentido de la escala que uno encuentra una vez cada década si tiene suerte (lo tiene). No, el asombro vino porque es increíblemente extraña en una época en la que rara vez se encuentra lo extraño.

Entonces, ¿cómo se puede mantener la rareza, la extrañeza que impide que una cosa sea sólo otra extensión de la marca, otra entrega de punchy-punchy-shooty-shooty?

Sé capaz de articular POR QUÉ necesitas que sea raro

Tienes que entender que una cosa es que tú le digas a tu editor, redactor o financiero que lo raro es bueno y otra que esas personas tienen que justificar esa rareza ante sus superiores. Y tienen que ser capaces de hacerlo de forma que queden bien por ser tus defensores. Recuerda siempre: no es lo más fácil de decir para los que controlan el dinero. Si van a decir "sí", pónselo fácil para cubrirse las espaldas.

Dales algo a lo que negarse

Lo aprendí de mi amigo y compañero de guiones Adam Freeman, que pasa gran parte de su tiempo trabajando en realities y luchando con cadenas que quieren que las cosas sean atrevidas de la forma más segura posible. Cuando escribía propuestas, siempre incluía algo tan escandaloso que no quería para el programa de todos modos, así que cuando los ejecutivos invariablemente lo rechazaban, él no lo echaba de menos. De ese modo, permitía a los ejecutivos decir a sus jefes que habían hecho su trabajo. "No, no puedes incendiar ese autobús lleno de clérigos, pero todo lo demás está bien". Es un poco turbio, sin duda, pero permite que todos sientan que hicieron su trabajo.

Entender cuándo una pelea no merece realmente la pena

Aunque sería estupendo pensar que Miller pudo poner en la pantalla todo lo que quiso, probablemente no fue así. Estoy seguro de que por cada Guitarrista Nitro con un hacha escupefuegos que consiguió, hubo algo a lo que tuvo que renunciar. Y aunque es fácil ser preciado con estas cosas, tienes que saber qué es importante para tu historia. Tienes que decidir qué cosas no son sacrificables por ningún motivo. Tienes que examinar el paisaje y elegir la colina en la que vas a morir. Luego, estar dispuesto a dejar pasar otras cosas.

No es que la visión sea un bien escaso entre los escritores -todos tenemos las historias que nos morimos por contar de la manera exacta en que nos gustaría contarlas-, es que averiguar exactamente cómo rodear los vagones no es necesariamente algo natural. Sabemos por qué una cosa tiene que ser rara: porque así tiene que ser.

Conseguir que los demás estén de acuerdo es el verdadero truco. Como dijo Butch Cassidy en aquella película: "Yo tengo visión y el resto del mundo lleva bifocales".


El Devorador de Palabras de Marc Bernardin aparece el tercer martes de cada mes aquí, en Tucán.

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